EMMET FOX

EMMET FOX




Emmet Fox
(1886 - 1951)

Ministro de la Ciencia Divina y Autor de los mundialmente exitosos textos "El Sermón de la Montaña" y "La Llave de Oro"


     Emmet Fox nació el 30 de julio de 1886 en Irlanda, en una familia de larga tradición católica. Su padre, que fue médico, falleció cuando el pequeño Emmet tenía nueve años de edad.

     Algunos afirman que desde temprana edad, Fox manifestó un cierto poder curativo. Según estas versiones, a la edad de seis años, Fox habría curado a su propia madre y, en otra ocasión posterior, a su hermana enferma. Esta capacidad curativa habría sido entendida por Fox no como un don especial suyo, sino como una capacidad que provenía de un poder que toda persona poseía.

     Durante su adolescencia, Fox empezó a sentir ciertas divergencias con las enseñanzas del catolicismo romano. Se afirma que este fue un proceso gradual, como parte de su búsqueda por investigar el fenómeno de la sanación por medio de la mente y de la oración. A los dieciocho años de edad, empezó a estudiar seriamente, y por cuenta propia, las posibles respuestas a la explicación de este fenómeno. Así, empezó a leer y a estudiar las enseñanzas de movimientos tales como la Metafísica Práctica, la Nueva Psicología y la Ciencia Divina.

     Fox fue educado en Inglaterra, en donde llegó a graduarse como Ingeniero Eléctrico, luego de cursar estudios en Stamford Hill, una facultad de la Orden Jesuita cercana a Londres.

     Su interés por la filosofía del Nuevo Pensamiento, lo impulsó a tomar contacto con las actividades de este movimiento. Conoció personalmente al juez inglés Thomas Troward, uno de los precursores de esta filosofía. En 1914, Fox asistió a la reunión que organizara en Londres la Alianza Internacional del Nuevo Pensamiento. En 1928 ofreció su primera conferencia sobre el Nuevo Pensamiento, en el Mortimer Hall, en la capital inglesa.
     Luego de estas experiencias, viajó hacia los Estados Unidos. Allí, fue ordenado como Ministro de la Ciencia Divina por la Rev. Nona Brooks. En 1931 fue seleccionado para ser el sucesor del Rev. W. John Murray, en la conducción de la Primera Iglesia de la Ciencia Divina de Nueva York, también conocida como Iglesia del Cristo Sanador de Nueva York. De esta manera, el Rev. Emmet Fox dio inicio a un ministerio que duró veinte años y que se hizo inmensamente popular en los Estados Unidos, proyectándose a todo el mundo a través de sus escritos. 

     Las conferencias y sermones del Rev. Emmet Fox convocaban a grandes multitudes. Más de cinco mil personas acudían a sus conferencias matutinas de los domingos en el Hippodrome Theatre, en el Manhattan Opera House o en el Carnegie Hall. Sus sermones, llenos de sencillas pero profundas reflexiones, nunca duraban más de veinte minutos. Él le hablaba a la gente sobre Dios en términos personales e íntimos, animándolos a descubrir y desarrollar su propio poder creativo y a relacionarse con Dios para la solución de sus problemas cotidianos: "Este poder es la verdadera fuente de todas las cosas que existen. Sólo necesita fluir dentro de tu propio ser y transformarte en salud, en verdadera prosperidad, en inspiración o en cualquier cosa que puedas necesitar. El poder está allí. Está presente en todas partes. No le pertenece a nadie en particular, porque le pertenece a todos. Está siempre aguardando, a todo momento, para que los hombres y mujeres lo convoquen y lo usen, no solamente en las crisis sino en cada problema, aunque sea pequeño, de tu vida diaria".
     Con su talento para hablar y escribir con dinamismo y claridad, el Rev. Fox señalaba: "Tarde o temprano tendrás que poner primero a Dios en tu vida, Dios se convertirá en lo único que realmente importa.  No necesita ser lo único en tu vida, sino lo primero (...) cuando esto ocurre, tu vida se hace más simple, más rica e infinitamente más provechosa".

     Uno de los puntos centrales en las enseñanzas del Rev. Fox era que el Amor y el Perdón son las claves para la transformación personal: "El Amor es, de lejos, lo más importante de todas las cosas. Es la Puerta de Oro del Paraíso. Orar por el entendimiento del amor y meditar diariamente sobre ello (...) es lo que despeja al miedo. Es lo que satisface a la Ley. Cubre a una multitud de pecados. El Amor es absolutamente invencible".
     El Rev. Fox señalaba que el perdón era una parte integral de lo que él llamaba el Sendero del Amor: "el cual está abierto a todos, en toda circunstancia y sobre el cual puedes caminar a cualquier momento, en este momento si lo deseas. (...) Este sendero no te llama a trabajar en una onerosa investigación, porque es en tu propia vida diaria, en tus ordinarios acontecimientos diarios, donde se encuentra tu experimentación. No necesita de ninguna referencia de libros, ni de entrenamiento profesional, ni de ningún aparato externo de ninguna clase. Todo lo que se necesita es que empieces a desechar, firmemente, de tu mentalidad a todo pensamiento de condena personal (debes condenar a la acción incorrecta, pero no a quien la comete), a los resentimientos por viejas injurias y a cada cosa que sea contraria a la ley del Amor. No debes permitirte odiar a ninguna persona, ni grupo ni a nadie. Mediante el diario ejercicio de la fe, debes construir la verdadera conciencia del Amor y, entonces, el resto del desarrollo espiritual lo seguirá. El amor te curará. Que el Amor te ilumine". 

     Las enseñanzas del Rev. Fox ejercieron una gran influencia en la entonces naciente organización de los "Alcohólicos Anónimos" (AA. AA.). La secretaria del Rev. Fox era la madre de un hombre llamado "Al", quien fue uno de los primeros alcohólicos recuperados. "Al" trabajaba muy cercanamente con Bill Wilson, uno de los co-fundadores de AA. AA. Mediante esta conexión, los grupos de AA. AA. empezaron a acudir a las charlas ofrecidas por el Rev. Fox y a leer algunos de sus textos, especialmente el libro "El Sermón de la Montaña", que se convirtió en uno de los libros cuya lectura era recomendada para el proceso de recuperación.
     Ciertos conceptos del Rev. Fox, como el de vivir "un día a la vez", el que cada persona es responsable por sus propios pensamientos y la necesidad de librarse de los resentimientos, encajaban perfectamente con la filosofía de recuperación de los AA. AA. El Rev. Fox enfatizaba que una de las reglas más importantes para el crecimiento personal, era el vivir en el presente: "Vive el hoy y no te permitas vivir en el pasado, bajo ningún pretexto. Vivir en el pasado significa pensar en las cosas que ocurrieron, reviviendo los hechos, especialmente si lo haces con sentimiento (...) entrénate a ti mismo para ser un hombre o una mujer que vive un día a la vez. Te sorprenderás al ver cómo las condiciones cambian rápidamente cuando te acercas a este ideal".

     El Rev. Emmet Fox escribió varios libros y folletos que alcanzaron fama mundial. Sus obras fueron y aún son muy populares hoy en día. Se calcula que, en todo el mundo, 10 millones de personas han leído alguno de sus escritos. En la actualidad, muchas de sus obras son encontradas no solamente en librerías comunes sino también en librerías religiosas, ya que sus textos son ampliamente leídos por ministros de diversas denominaciones religiosas.



LA LLAVE DE ORO
Emmet Fox



 

La llave de oro:

LA ORACIÓN científica te hará, tarde o temprano, apto para salir tú mismo o para sacar a otros de cualquiera dificultad existente sobre la faz de la tierra. Es La Llave de Oro de la armonía y de la felicidad-
Para aquellos que no están familiarizados con el poder mayor que existe, eso parecerá una aserción aventurada, pero sólo bastará que se haga una honesta prueba para demostrar sin sombra de duda que ello es lo cierto. No necesitas cree en lo que se te diga al respecto, sencillamente, pruébalo por tí mismo y verás.

Dios es omnipotente y el hombre ha sido hecho a Su imagen y semejanza y tiene dominio sobre todas las cosas. Esta enseñanza inspirada debe ser tomada literalmente, por su valor actual. Aquí el hombre quiere decir todos y cada uno de los hombres y, por tanto, la habilidad para disponer de este •poder no es la prerrogativa especial del místico o del santo, como frecuentemente se supone, ni aún del practicante de la Verdad mejor entrenado. Quienquiera que seas, dondequiera que estés, La Llave de Oro de la armonía se halla en tu mano ahora mismo. La razón de ello es que en la oración científica es Dios el que obra, no tú por lo cual tus limitaciones y debilidades particulares no entran para nada en el asunto.

Tú eres únicamente el canal a través del cual tiene lugar, la acción divina y tu conducta para recibir los beneficios de este tratamiento realmente no será otra que apartarte a un lado. Los principiantes obtienen con frecuencia notables resultados a las primeras pruebas, porque todo lo que es absolutamente esencial es mantener una mente receptiva y suficiente fe para probar el experimento. Aparte de eso, se puede tener cualquier punto de vista religioso o no tener ninguno.

En cuanto al actual método de obrar, como todas las cosas fundamentales, es la sencillez misma. Todo lo que tienes que hacer es esto: Dejar de pensar en la dificultad, y en su lugar pensar en Dios. Esta regla completa y si no haces más que esto, la dificultad, cualquiera que sea, no tardará en desaparecer. No hay diferencia en la clase de dificultad que sea. Puede ser grande o pequeña; puede ser concerniente a la salud, a las finanzas, un pleito judicial, una riña, una casa incendiada o cualquiera otra cosa concebible; pero sea lo que fuere, simplemente deja de pensar en ello, y en su lugar piensa en Dios -eso es todo lo que tienes que hacer.

¿Podrá haber cosa más sencilla? Dios mismo casi no podría hacerla más sencilla y sin embargo nunca falla cuando se aplica debidamente.

No trates de formar una imagen mental de Dios, lo cual, por supuesto es imposible. Obra repitiendo todo aquello que sepas acerca de Dios. Dios es Sabiduría, Verdad, inconcebible Amor. Dios esta presente en todas partes; tiene infinito poder; todo lo sabe; y así sucesivamente; No importa lo bien que creas que entiendes estas cosas; repítelas sin cesar.

Pero debes dejar de pensar en la dificultad cualquiera que sea. La regla es pensar en Dios y si estás pensando, en tus dificultades, es que NO estas pensando en Dios: El observar incesantemente los asuntos con sospecha, para damos cuenta de cómo marchan, es fatal, porque esto equivale a pensar en la dificultad, y se debe pensar en Dios y ¡en nada más! Tu objetivo debe ser borrar la dificultad de tu conciencia, cuando menos por unos instantes, substituyéndola por el pensamiento en. Dios. He ahí lo especial. Si puedes quedar absorto en esta consideración del mundo espiritual de manera que realmente olvides por un rato todo lo que se refiere a la dificultad que te indujo a orar, te encontrarás seguro y cómodamente libre de esa dificultad -es que has llevado a cabo tu demostración.

Si quieres aplicar La Llave de Oro a alguna persona que te incomoda o a una situación difícil, piensa: “Voy a aplicar a Pepe o a María La Llave de Oro o a ‘ese peligro’ que me amenaza”; luego procede a desalojar de tu mente todo pensamiento que atañe a Pepe o a María o al peligro, reemplazándolo por el pensamiento en Dios.
Si haces esto con alguna persona, no influirás sobre su conducta en manera alguna, excepto que le impedirás hacerte daño o molestarte y con eso sólo le harás un bien. De allí en adelante es seguro que será una persona algo mejor, más iluminada y espiritual, nada más que porque le has aplicado “La Llave de Oro”. Un pleito judicial que esté pendiente o cualquiera otra dificultad probablemente se desvanecerán sin hacerse mas graves, impartiéndose justicia a todos los implicados en él.

Si puedes hacer esto con prontitud, repite con intervalos la operación varias veces al día. Sin embargo, asegúrate de que cada vez que lo haces, retiras todo pensamiento del asunto hasta la próxima ocasión. Esto es muy importante.
Hemos dicho que La Llave de Oro es sencilla y si lo espero, por supuesto, no siempre es fácil de aplicar. Si estás muy asustado o preocupado, puede serte difícil al principio distraer tus pensamientos de las cosas materiales. Pero repitiendo constantemente alguna expresión de Verdad absoluta que consideres importante, tal como “Sólo existe e! poder de Dios, o yo soy un hijo de Dios penetrado y envuelto en la paz perfecta de Dios, o Dios es amor o Dios me guía”, o quizá la más sencilla de todas, Dios está conmigo, -no importa lo mecánico e inútil que al principio te parezca este tratamiento- pronto te darás cuenta de que él empieza a tener efecto y de que tu mente se aclara. No luches con violencia, sino con quietud e insistencia. Cada vez que encuentres divagando tu atención, dirígela de nuevo a Dios.

No pretendas delinear por adelantado la solución que probablemente deba tener tu problema. Eso sólo vendría a retardar la demostración. Deja la cuestión de medios y resultado final estrictamente a Dios. Lo que tú quieres es liberarte de la dificultad; con eso basta. Haz tu parte, que Dios no fallará en hacer la Suya.

“Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.”

ADVERTENCIA: Para resolver problemas y vencer toda clase de dificultades, muchas personas en todas partes del mundo se han valido de La Llave de Oro, la cual en forma de la presente versión viene a desempeñar un nuevo servicio de utilidad.

Me alegra sobremanera el poder cooperar de este modo al noble y valioso ministerio de Unity, en el que creo con toda sinceridad.

Sea La Llave de Oro el medio de tu abrir la puerta de la salud, de la libertad y conocimiento de Dios.


Emmet Fox




LA PRESENCIA   
 Emmet Fox



Dios es la única Presencia y el único Poder. Dios está plenamente aquí conmigo, ahora. Dios es la única Presencia real - todo lo demás no es más que sombras. Dios es el Bien perfecto, y Dios es únicamente la causa del Bien perfecto. Dios nunca envía enfermedades, problemas, accidentes, tentaciones ni la muerte, como tampoco autoriza tales cosas. Las atraemos sobre nosotros mismos como consecuencia de nuestro pensar equivocado. Dios, el bien, sólo puede causar el bien. El mismo manantial no puede, al mismo tiempo, emanar agua dulce y agua amarga.

Yo soy Espíritu Divino. Yo soy el hijo de Dios. En Dios vivo, me muevo y tengo mi ser, por lo que no tengo miedo. Estoy rodeado por la Paz de Dios y todo está bien. No le temo a la gente, no le temo a las cosas, no le temo a las circunstancias, no me temo a mí mismo ya que Dios está conmigo. La Paz de Dios llena mi alma y no tengo temor. Habito en la Presencia de Dios y ningún temor puede tocarme. No le temo al pasado, no le temo al presente, no le temo al futuro porque Dios está conmigo. El Dios eterno es mi morada, y sosteniéndome están los brazos eternos. Nada me puede tocar jamás que no sea la acción directa de Dios mismo, y Dios es Amor.

Dios es Vida; entiendo eso y lo expreso. Dios es Verdad; entiendo eso y lo expreso. Dios es Amor Divino; entiendo eso y lo expreso. Envío a todo el universo pensamientos de amor, paz y sanación a todos los árboles y plantas y cosas que crecen a todas las bestias y aves y peces, y a todo hombre y mujer y niño sobre la Tierra, sin distinción alguna. Si alguien alguna vez me ha herido o me ha hecho algún daño, yo, plena y libremente, le perdono ahora, y doy por terminada la cuestión para siempre. Le aflojo y le dejo ir. Soy libre y él es libre. Si hay algún peso de resentimiento, lo vierto sobre mi Cristo Interno y me libero.

Dios es la Sabiduría Infinita y esa Sabiduría es mía. Esa Sabiduría me dirige y me guía, por lo que no cometeré más errores. Cristo en mí es una lámpara a mis pies. Dios es Vida Infinita, y dicha Vida es mi suministro por lo que no tendré necesidad de nada. Dios me creó y Él me sostiene. El Amor Divino lo ha previsto todo y provee para todo. Una Mente, Un Poder, Un Principio, Un Dios, Una Ley, Un Elemento. Él está más cerca que la respiración, más cerca que las manos y los pies.


Yo soy Espíritu Divino, el Hijo de Dios, y en la Presencia de Dios moraré por siempre. Le doy gracias a Dios por la Armonía Perfecta.




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